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Luisa Alberca Lorente (Alcázar de San Juan,1920 – Logroño, 2006)

Nº 3 – LUISA ALBERCA LORENTE, maestra de los seriales radiofónicos

  • Última modificación de la entrada:18 de marzo de 2021

Enrique Sánchez Lubián.

Hubo un tiempo en que los seriales radiofónicos marcaban las tardes de nuestras madres y abuelas. Matilde Conesa, Pedro Pablo Ayuso, Matilde Vilariño, Juana Ginzo o Maribel Alonso encabezaron los cuadros de actores más famosos de nuestra radio. Para ellos se escribieron sentidos folletines y melodramas firmados por autores tan prolíficos como Antonio Calderón, Antonio Losada, Rafael Barón, José Mallorquí, Guillermo Sautier Casaseca o la alcazareña Luisa Alberca, quien fue una de las escritoras más leídas, y oídas, durante los años cincuenta y sesenta del pasado siglo XX.

Luisa Alberca Lorente nació en Alcázar de San Juan el 9 de agosto de 1920. Era la menor de cinco hermanos. Tras la muerte de su madre y el matrimonio del mayor de ellos, Román, reconocido psiquiatra a quien en 1966 se le nombró “Hijo Predilecto”, junto a su padre se trasladaron a Madrid. Entre 1930 y 1934 vivió en Alicante con su hermana Isabel. Allí comenzó estudios en la Escuela Profesional de Comercio, formación que concluyó en los años siguientes en Madrid. Finalizada la Guerra Civil, en 1941 ingresó como administrativa en el Ejército del Aire, permaneciendo ligada al Ministerio de Defensa hasta junio de 1986, fecha en que se jubiló.

Durante décadas compaginó este trabajo con la creación literaria. Luisa Alberca comenzó a escribir de forma casual mientras preparaba las oposiciones. “Me ejercitaba –declaró en una entrevista de la época- en la mecanografía copiando cuentos. Y entonces se me ocurrió que, en lugar de copiar ajenos, podía hacerlos propios. Probé, me pareció que tenía cierta facilidad para estas intervenciones y ya seguí después escribiendo”. Algunos de estos primeros textos fueron recogidos en publicaciones como las revistas Letras y Siluetas. En 1946 el crítico Federico Carlos Sainz de Robles incluyó su relato Renunciación en una antología de cuentistas contemporáneas.

Pero el gran reconocimiento popular de Luisa Alberca llegó a partir de 1948, cuando comenzó a escribir guiones de radionovelas para Radio Madrid junto a Guillermo Sautier Casaseca. Ambos habían sido seleccionados en el concurso “Tu carrera es la radio”, ideado por el estadounidense Robert Kieve, quien llegó a España en los años cuarenta como agregado de la Embajada de Estados Unidos. Luisa y Guillermo formaron un tándem que consiguió los mayores índices de audiencia de la época gracias a seriales como Lo que nunca somos, emitida en 1951, La sangre es roja, Un arrabal junto al cielo, Historia de una mujer -Rosa María-, La última dicha o Lo que nunca muere. Este último fue, sin duda, uno de sus grandes éxitos, siendo llevado al teatro y al cine, protagonizando la película el popular actor Conrado San Martín, quien por entonces gozaba de gran fama tras haber rodado Los últimos de Filipinas, Locura de amor o La Lola se va a los puertos. Un buen número de las obras firmadas por Alberca y Sautier fueron luego publicadas en las colecciones La Novela del sábado y Biblioteca Chicas. Las tiradas de estas obras, editadas muchas veces en cuadernillos coleccionables, superaban en ocasiones los sesenta mil ejemplares.

Del trabajo que hacían en equipo, el propio Sautier declaró que “ambos coincidíamos en el modo de pensar, lo que facilitó la colaboración. Ella hablaba un poco en mujer y yo en hombre”. Algunos estudiosos de los seriales consideran que él construía los guiones de las obras y ella redactaba los textos y le daba desarrollo literario a las ideas, dotándolas del sentimiento necesario para enganchar al mayor número de radioyentes. En vida, Luisa solía declarar que ella escribía las novelas y él las adaptaba para la radio, si bien es posible que buena parte de este segundo trabajo también fuese realizado por ella.

Junto a las radionovelas, Luisa Alberca también cultivó géneros más sólidos. En dos ocasiones fue seleccionada para el Premio Nadal y en el año 1950, con Patricia Rilton, fue finalista, siendo vencida por Elena Quiroga con la obra Viento del Norte. Al igual que Lo que nunca muere, otros textos suyos como En el nombre del hijo, La casa del odio o La dama de verde, fueron llevados a los escenarios, con representaciones por toda España. Una de estas obras, La segunda esposa, fue estrenada en el Teatro Calderón de Madrid por la conocida actriz María Fernanda Ladrón de Guevara. También fue autora del cuento infantil Los mensajeros del diablo.

El juicio literario de la extensa obra de Luisa Alberca ha de hacerse dentro de un contexto muy determinado. Se trata de una producción orientada hacia el entretenimiento y la evasión, principalmente de la mujer, que respondía a una máxima acuñada por Sautier: “Llegar directamente al corazón sin pasar por el cerebro”. Nos encontramos en los duros años del franquismo, superada ya la primera década de la posguerra y en el tránsito entre la autarquía y el desarrollismo. En sus textos hay historias de amor y desamor, de despechos, de engaños y rencillas, y, también, de reencuentros que en ocasiones se ven enturbiados por las trágicas consecuencias de la Guerra Civil aún latente. El conjunto de su obra, visto desde la óptica actual, es, no obstante, un importante referente para el estudio sociológico de las clases medias españolas en aquella etapa del siglo XX. Ella tuvo el mérito de pertenecer a una excepcional generación de guionistas que, en cierta ocasión, fueron calificados por Francisco Umbral como “el 98 de la radio”.

Además de en Radio Madrid, Luis Alberca realizó colaboraciones para La Voz de Madrid y otras emisoras estatales, en lo que entonces se conocía como Red de Emisoras del Movimiento. Esta vinculación se mantuvo hasta principios de los años setenta, época en que declinó la edad de oro de los seriales. El testigo familiar de su vinculación con el medio radiofónico siguió manteniéndolo su sobrino José Luis Pécker, hijo de su hermana Ramona, quien durante décadas fue uno de los locutores más reconocidos de nuestro país, contando entre sus éxitos los programas “Cabalgata fin de semana” o “Un millón para el mejor”.

Casada en 1943, cuando tenía veintidós años, con Juan José Bretón Fernández, natural de Nájera y compañero del Ministerio del Aire, fue madre de dos hijas. Junto a una de ellas, Elvira, pasó los últimos años de su vida en Logroño, donde falleció el 25 de octubre de 2006. Meses antes de fallecer, el gobierno riojano, dentro de los actos de la celebración “La Rioja en la Onda”, le rindió un homenaje, recibiendo una bandeja conmemorativa de manos de su presidente Pedro Sanz, por su contribución al fomento y desarrollo del teatro y la novela a través de las ondas radiofónicas.

Ese reconocimiento fue bien merecido y el primero que Luisa tuvo en mucho tiempo, pues de forma muy ingrata, una vez dejó de escribir novelas, la historia de la radiodifusión española le fue esquiva. A pesar de haber firmado conjuntamente decenas de obras con Sautier y gozando ambos de gran popularidad en su época gloriosa, a él se le ha elevado a los altares como gran pope de los seriales, siendo distinguido con galardones como tres premios Ondas, la Medalla del Cincuentenario de la Radio e incluso la Medalla del Trabajo, mientras que ella no gozó de tales méritos. ¿Ser mujer fue la causa de semejante incuria? Posiblemente. En alguna publicación sobre el género del teatro radiofónico se ha publicado que “Luisa Alberca” era un seudónimo del propio Sautier y algunas personas creían que ella era un hombre, pues cada tarde, cuando la radionovela terminaba escuchaban en sus receptores aquello de “original de Guillermo Sautier Casaseca y Luisa Alberca”, entendiendo muchos de ellos, por aquello de la conjunción de las dos “aes” de su nombre y apellido, “Luis Alberca”, pareciendo inconcebible pensar que aquellos grandes éxitos fuesen también obra de una escritora. ¡Cosas de la invisibilidad de género, sufrida durante tanto tiempo!

Hace años, su figura se cruzó en mi camino leyendo un libro sobre escritoras de cine. Su nombre, para mí, era totalmente desconocido, pero pronto intuí que ahí había una buena historia. Gracias a la colaboración de su hija Elvira, en el año 2017 publiqué el libro Luisa Alberca. Reina de los seriales en la radio de los 50, editado por la Biblioteca de Autores Manchegos de la Diputación Provincial de Ciudad Real. Tras el mismo, el nombre de Luisa Alberca y su contribución a la historia de la radiodifusión española comenzó a ser reivindicado. El Alcázar ya se le había dedicado una calle, cerca de la Covadonga, pero en estos últimos años, los reconocimientos hacia ella se han sucedido. En la emisora local de la Cadena Ser se dio su nombre a uno de sus estudios, la Diputación la incluyó en una exposición itinerante sobre escritoras manchegas, la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha ha convocado, hace unos meses, el Premio de Periodismo “Luisa Alberca” sobre Igualdad y ahora la Casa de Cultura la honra con una nueva sala polivalente.

Reconocer a los personas que en la vida han ido abriendo caminos es una obligación moral de toda comunidad que quiera avanzar hacia su futuro siendo agradecida con quienes les precedieron. En el ámbito de los seriales radiofónicos, todo un fenómeno social en la España de los años cincuenta y sesenta, como hoy lo son infinidad de series en las nuevas plataformas multimedia, la figura de Luisa Alberca es uno de esos pilares esenciales que no se debe olvidar. En Alcázar, al menos, así se está haciendo.

Enrique Sánchez Lubián (Alcázar de San Juan, 1956) es licenciado en Ciencias de la Información por la Universidad Complutense. Ha sido redactor de la revista Ciudadano y del diario YA y colaborador en numerosos medios. Técnico superior de Administración Especial ha sido durante 33 años jefe del Prensa del Ayuntamiento de Toledo. Autor de más de treinta libros, entre ellos: Besteiro, años de juventud, El reloj de la cárcel. Poesías y leyendas toledanas de Francisco Machado, Emelina, la belleza que alumbró a la República, Domingo Alonso, apóstol del socialismo toledano o Luisa Alberca, reina de los seriales en la radio de los 50. Fue uno de los autores del libro  XXX Años de Ayuntamientos Democráticos. Alcázar de San Juan 1979-2009 y autor de la Tesela Palabras. “Canciones para la Transición”. Premio de periodismo “Santiago Camarasa”,1996, por  sus artículos en Diario 16 Castilla-La Mancha. Pregonero de la Feria de Alcázar en 2006. Actualmente es columnista de La Tribuna de Toledo.
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