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Bombardeo Estación de Ferrocarril. Acuarela Teofilo Zarceño.

Nº 3 – TRÁGICA NOCHE DE JUEVES SANTO EN ALCÁZAR DE SAN JUAN

  • Última modificación de la entrada:22 de marzo de 2021

Francisco José Atienza Santiago

Recordar una fecha tan señalada entre las personas que vivieron esta barbarie hace tantos años, produce discrepancias. La herida creada por una Guerra Civil todavía se está intentando cicatrizar, son recuerdos tan marcados en la memoria de las personas que lo vivieron, que en la actualidad aún son imposibles de olvidar.

Hoy en día, me es grato saber que a pesar de los años trascurridos, todavía, hay gente que tiene el recuerdo de esta noche vivo y gracias a ello, las personas que por nuestra edad no hemos podido vivir esa época, podemos revivirlo a través de sus memorias, y podemos dilucidar a través de sus visiones personales, lo que realmente ocurrió una noche trágica, que se cobró la vida de numerosas personas de nuestra localidad.

Recordar un Jueves Santo tan fatídico para Alcázar de San Juan, como el  ocurrido la noche del 25 al 26 de marzo de 1937, es duro, ya que Alcázar sufrió uno de los bombardeos mas terribles y con consecuencias más trágicas, para una población civil en retaguardia, donde los frentes más cercanos estaban a varios kilómetros, pero a pesar de ello era continuamente bombardeada.

Las explicaciones de este incesante asedio son obvias, Alcázar era un importante nudo de comunicaciones ferroviario que unía Madrid con Levante y Andalucía. El traslado de tropas, armas, alimentos era constante, tenía unos importantes depósitos de combustible y de materiales, y además servía de zona de descanso de tropas y lugar de acogimiento de evacuados, de ahí que se convirtiera en objetivo militar estratégico.

 Son numerosos los bombardeos sufridos por la localidad, pero hubo uno que marco su vida, ya que desgraciadamente fue el que tuvo peores consecuencias en la población civil. Destruyó hogares y ajuares. Cuentan que durante esa noche la población permaneció insomne, las gentes alocadas huían al campo y otras buscaron ocasionalmente refugios en cuevas y sótanos. El traslado de heridos a los hospitales se hacía en coches particulares o a pie, por personas que se prestaban voluntarias y por los mismos guardas municipales y soldados asentados en la población en aquella época.

 Los datos oficiales de esta noche del 25 al 26 de marzo de 1937 son 20 personas muertas y casi 48 heridas, 9 de ellas de carácter grave. Esta noche, la localidad se acostaba sin saber que cuatro aviones de la cuarta escuadrilla k/88 de la Legión Condor, habían despegado unas horas antes desde Sevilla en dirección a Alcázar, llegando de madrugada a la misma, donde la población se levantaba a ruido de las sirenas antiaéreas, y por el ensordecedor sonido del ataque dichos aviones. Un pueblo que ya había sufrido otros bombardeos y que hacía tiempo que no oía ninguno. Estas bombas hicieron estragos en la conocidísima Plaza del Arenal y en otros lugares emblemáticos de la localidad,  donde se llegaron a descargar en una sola noche entorno a cinco toneladas de explosivos.

Múltiples son las hipótesis que hablan sobre ¿por qué este bombardeo? en una localidad que desarrollaba su contienda en la retaguardia y sobre todo ¿contra una población civil inocente?. Estas dos preguntas son esenciales para poder desarrollar los acontecimientos de ese Jueves de 1937. Cada uno de nuestros colaboradores dan su visión personal al respecto, pero hasta hoy en día, no hay una causa oficial del porqué de esta noche tan trágica. ¿Cuáles fueron las causas de este bombardeo contra una población civil?

Entre las hipótesis barajadas y las más repetidas por nuestros intervinientes se encuentran dos: la primera, que fue una mera equivocación de la aviación, que confundió la Plaza del Arenal con otro núcleo neurálgico de la localidad. Estos aviones tenían como objetivo la estación de ferrocarril y la población, pero no se especifica que tipo de población.

La segunda hipótesis va mas allá y se plantea un paso de una columna militar por Alcázar esa noche y que el servicio de información, o porque no decirlo el servicio de espionaje, que se desarrollaba en aquellos tiempos en Alcázar, falló en sus predicciones, y la columna militar que supuestamente iba a pasar por este municipio, desvió su paso por la vecina localidad de Quintanar de la Orden y nunca llegó a pasar.

Lo que sí es cierto es que murieron personas civiles, que se encontraban dentro de sus casas, en la calle, durmiendo, gentes que venían de hacer una cosa tan simple y cotidiana como ver una película en el Teatro Moderno y que casi abriendo la puerta de su casa, le cayó una bomba. O una familia entera que, resguardada en un pajar de su propiedad, dio la casualidad o mejor dicho la mala fortuna de que la bomba cayera justo dentro de este lugar en el que estaban resguardados. O aquel matrimonio en la Plaza del Arenal que dejó a su bebé durmiendo en su cuna y salió a la calle a ver lo que pasaba y justo al salir les cayo una bomba y murieron ambos, y su bebé se quedó durmiendo donde estaba. Incluso personas que llegaron a tener la mala suerte de ser bombardeadas por dos veces. Una vez dentro de su propio domicilio en donde le hirieron un brazo, y otra cuando venía de curarse la herida del brazo del Hospital Militar (que se instaló en el actual Colegio de la Sagrada Familia) y cuando marchaba en dirección a su casa, tuvo la fatalidad de caerle otra bomba, en la famosa esquina de las actuales calles Trinidad con Antonio Maura y acabar esta segunda bomba con su vida y con las de otras personas más que se encontraban en ese mismo instante en la fatídica esquina y que podían haber sido muchas más, ya que incluso este día, hubo personas que volvieron a nacer, como se dice vulgarmente, al caerles las bombas muy cerca y apenas afectarle, por su situación en ese momento, o por el azar, que en esta vida en todo momento es necesario.

¿Cuales fueron las consecuencias de esa fatídica noche? Como está bastante claro, la principal consecuencia ocurrida tras este bombardeo fue la de temor, o mejor dicho, terror colectivo sufrido en la población en todo momento. La mayoría de las personas abandonaron la localidad para irse a resguardar a las casas de labor en el campo, donde se pensaba que no bombardearían jamás. Otro reducido número de ciudadanos se quedaba dando vela a sus muertos y atendiendo a sus heridos, viéndose atemorizados en todo momento, hasta el punto que cuando iban a dar sepultura a las personas fallecidas, cuentan algunas hipótesis, que se oyeron unos aviones que vinieron expresamente para darles guarda a los fallecidos. Las personas que se hallaban en la comitiva funeraria, al oírlos abandonaron las cajas con sus allegados en mitad de la calle a su suerte, ya que al escuchar los motores de los aviones huyeron a resguardarse, pensando que venían otra vez a bombardear. Sirva esta anécdota como muchas otras que ocurrieron posteriormente, como un ejemplo del terror que se apoderó en Alcázar a partir de este bombardeo en la población.

Y sirvan como homenaje estas poquitas letras en memoria de esas personas que por desgracia perdieron su vida una noche trágica de Jueves Santo, hace ya bastantes años en una localidad, que se encontraba en la retaguardia, denominada en aquella época como Alcázar de Cervantes.

Francisco José Atienza Santiago.
Licenciado en Historia por la Universidad de Castilla-La Mancha, Facultad de Letras de Ciudad Real. Archivero Municipal de Alcázar de San Juan. Ha realizado  trabajos de investigación relacionados con la historia local y diversas publicaciones.
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