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Nº 3 – OFICIOS – LAS MUJERES INVISIBLES

  • Última modificación de la entrada:19 de marzo de 2021

Ana Belén Chavarrías Abengózar

“La vida de los pueblos fue siempre la vida de sus oficios” dijo D. Rafael Mazuecos. En este pequeño artículo nos vamos a ocupar de los oficios desempeñados por la mujer, en los diferentes contextos socioeconómicos, sociales y culturales y  de la evolución de su integración en el mundo laboral desde principios del s. XX en nuestra localidad.

Para comenzar hay que establecer una clara diferencia entre el ámbito privado y el público desgranando las particularidades de cada uno de ellos.

En cuanto a la evolución de la mujer en el ámbito laboral público y el mercado de trabajo estableceremos tres grandes períodos temporales:

  1. Desde comienzos de siglo hasta la Guerra Civil.
  2. Dictadura.
  3. Democracia.
  1. Desde comienzos de siglo hasta la Guerra Civil.

La estructura socioeconómica presenta una serie de factores a grandes rasgos:

  1. La economía era eminentemente agraria.
  2. El campo presenta un carácter arcaico debido al fracaso de la reforma agraria.
  3. Existió una reducida capacidad competitiva.
  4. Hubo unos bajos niveles de alfabetización y de especialización.

El papel de la mujer en el mundo laboral estuvo determinado por el status o clase social a la que perteneció. Así también, independientemente de su clase, su situación legal y su papel social quedó subordinado a un segundo plano tras la figura masculina.

Normalmente fue mayor el número de mujeres solteras trabajadoras, que con su sueldo ayudan a la economía familiar, reduciéndose drásticamente el número de mujeres casadas (sobre todo de clase media o alta) cuya labor se desarrolló en el ámbito doméstico.

Se dedicarán principalmente a los oficios del primer sector que eran los que guardaban una estrecha relación con el campo y también con el servicio doméstico como: campesinas traperas, niñeras, matanderas, nodrizas, planchadoras, amas de cría, comadronas, costureras y bordadoras que realizaban los ajuares de boda, etc…

Citando a Irene Paniagua: “ Se relaciona con actividades de baja remuneración económica donde la motivación por integrarse a la actividad laboral es de origen fisiológico, es decir, un ejercicio ligado a la subsistencia cuyo salario tan sólo cubre y se mide en función de las necesidades de autoabastecimiento de la misma trabajadora”.

Este tipo de mujeres fueron las pioneras en su inserción en el mundo laboral y no lo abandonaban tras el matrimonio, uso habitual en la época, ya que el sueldo era necesario para la subsistencia de la familia.

Con la llegada de la Guerra Civil la mujer, que en un primer momento participó de la contienda, con el desarrollo de la misma quedo relegada a realizar sus funciones en la retaguardia como sostén del núcleo familiar con un mero afán de subsistencia realizando todas las labores y trabajos necesarios para sacar adelante a los hijos, mientras los hombres estaban en el frente o conservaban empleos poco o mal remunerados. Prueba de ello fue el gran número de mujeres que en esta época se dedicó al estraperlo.

  1. La Dictadura

El papel fundamental de la mujer estará dictado por la ideología nacional-católica, que primaba su valor en el ámbito doméstico y su trabajo como ama de casa Pero en el ámbito público, desde los años 40 hasta la observación de cierta apertura del régimen en los años 70, el trabajo de la mujer fuera de casa tendrá un proceso de evolución en los diferentes sectores.

En el primer sector el trabajo de la mujer en el campo seguirá siendo fundamental como labradoras, campesinas y jornaleras que seguirán aportando un sobresueldo a la economía familiar, especialmente en las campañas de la siega y la vendimia.

El segundo sector  se vinculó con la clase social media que tímidamente empezó a aflorar en Alcázar tras la llegada del ferrocarril, lo que supuso la implantación de nuevas industrias y comercios en nuestra localidad y una transformación del tejido social.

Los oficios que englobó este sector se vinculan a la actividad artesanal en talleres y fábricas como la de Salmón, el empaquetado de café en la fábrica Record, los talleres de costura a máquina, modistas y sastras, la elaboración de productos de primera necesidad como las panaderas o las horneras y las costureras en la fábrica de guantes. Este grupo de mujeres será el más numeroso y diverso. En él se incluyen las maestras menores, que sin haber cursado estudios superiores, se dedicaban a la enseñanza primaria en el ámbito doméstico Rafael Mazuecos cita a algunas de ellas como Doña Ángeles, Doña Lucrecia o Doña Asunción.

Este sector presenta un nivel de formación cultural mayor al anterior ya que estaba ligado a la clase social media. Normalmente la vida laboral iba desde los 12-15 años hasta la llegada del matrimonio (más o menos a los 21),

En el tercer sector se engloba un gran número de mujeres dedicadas a la regencia de establecimientos y a la venta de productos en ultramarinos como la Carmina, otro grupo mujeres dependientas en locales y tiendas de tejidos y ropa y calzado; tiendas míticas en la localidad como Zaguan, Marisol, Joman, Delgado ,Las Guapas, la España….y las dedicadas a la peluquería y la estética.

Otros oficios vinculados a este sector eran los de enfermera, telefonista o maestra de carrera.  Se aprecia claramente una diferenciación con respecto a los otros dos sectores tanto por el mayor nivel de formación de las mujeres, como por el de la clase social a la que pertenecen, familias acomodadas que pueden pagar los estudios de sus hijas.

El cuidado de enfermos en los hospitales era una actividad relacionada con el mundo religioso que se transformó en un oficio especializado ya que implicó un período de formación que se llevaba a cabo fuera de la localidad. Las telefonistas marchaban a la capital para ampliar sus estudios y formaban parte del funcionariado público.

Para finalizar hablar de las maestras de carrera y de la formación y educación que las mujeres recibían en la época. Existió una clara diferenciación entre la formación recibida por las maestras de ámbito doméstico, mucho más elemental, que la formación recibida por las maestras de carrera de un nivel más alto.

En líneas generales los índices de alfabetización femenina en 1930 era de en torno al 55% frente al 65% masculino. Existió una clara diferenciación entre la formación recibida por los hombres y mujeres, siguiendo los primeros “el sistema libresco, memorístico y de encierro” y siendo diferente en el caso de las mujeres ya que:”Familias y Maestras estuvieron siempre preocupadas porque aprendieran a hacer cosas. Se decía que iban a la labor y no al colegio. Con que supieran leer y escribir, se conformaba todo el mudo. ¡Qué maravilla!. Pero en cambio, de aprender labores, con nada había bastante”.

  1. Democracia

Con la llegada de la democracia se produjo el acceso de la mujer a estudios superiores y la plena inserción  de la misma en todos los ámbitos laborales en plenitud de derechos.

La mano de obra femenina se concentrará en el sector servicios y en profesiones liberales vinculadas a los estudios realizados ganando poco a poco terreno en profesiones y estudios tradicionalmente vinculadas exclusivamente al género masculino, rompiendo así la brecha de género pero no tanto la brecha salarial y sobre hoy en día el techo de cristal que les impide llegar a los grandes puestos de dirección.

Las tareas en el ámbito privado han sufrido igualmente una gran evolución desde principios de siglo hasta el final de la Dictadura. Las tareas domésticas y de crianza serán el papel fundamental que la mujer debía ejercer en la sociedad independientemente de que trabajase fuera de casa.

Con la llegada de la Democracia se produce el acceso a la mujer a estudios superiores y los cambios socioeconómicos, legales y culturales (la lucha por la igualdad de derechos del movimiento feminista), que se han producido desde entonces han hecho que las tareas domésticas y de crianza también hayan evolucionado considerablemente; llegando poco a poco a un reparto más equitativo de las mismas pero quedando todavía un gran problema por resolver, el de la conciliación familiar, que por desgracia ha puesto de relieve la pandemia.

Este artículo, es una breve semblanza cuyo objetivo es visibilizar su inmensa tarea siempre en segundo plano y pretende ser un pequeño homenaje a todas ellas (en especial a mi madre y todas las mujeres de mi familia), es mi forma personal de celebrar este 8 de Marzo atípico y de agradecerles toda una vida de trabajo, lucha y superación; cuyo espíritu nos han inculcado y que tenemos como compromiso transmitir a las nuevas generaciones.

Bibliografía:

  • MAZUECOS PASTOR,  Hombres, lugares y cosas de la Mancha. , Alcázar, 1951-1987:
  • PANIAGUA BARRILERO, Comportamientos de la mujer alcazareña (1900-1950). Perspectiva histórica. Tesela nº27 , Alcázar, 2007, PMC.
  • V.A.A; OFICIOS TRADICIONALES (EN ALCÁZAR DE SAN JUAN Y LA MANCHA CENTRO).Los legados de la Tierra 2009, P.M.C y Junta de Comunidades de CLM.
  • L, LILLO RAMIRO Y M.C. RAMÍREZ ARROYO: LUCES Y SOMBRAS,ENTRE LO PRIVADO Y LO PÚBLICO.CAMBIOS SOCIALES EN LA MUJER DE ALCÁZAR DE SAN JUAN (1950-2010).PMC 2017.
Ana Belén Chavarrías Abengózar. Licenciada en Historia del Arte por la Universidad de Castilla La Mancha, con posgrado en mundo contemporáneo y máster en educación. Laboralmente ha trabajado en el Archivo Municipal de Alcázar de San Juan y en el Patronato Municipal de Cultura, realizando proyectos como la catalogación de la obra de José Luis Samper, la digitalización del fondo documental y fotográfico, con prensa antigua, etc. Ha impartido cursos en la gestora de Patrimonio Iverem y publicado y colaborado en tareas de investigación y publicaciones históricas del Patronato Municipal de Cultura,  entre sus trabajos se encuentran “Oficios Tradicionales de Alcázar de San Juan y  La Mancha centro”, o en las Teselas “El Camarín de la Virgen del Rosario de Santa María La Mayor de Alcázar de San Juan: Un estudio iconográfico y antropológico” y “Las iglesias en Alcázar de San Juan”, etc.
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