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Nº 4 – ESCUELA DE APRENDICES DE MACOSA

  • Última modificación de la entrada:30 de junio de 2021

Ángel Rubio Gómez

Creación:

Material y Construcciones S.A. (MACOSA) con sede en Alcázar de San Juan desde el año 1.941, fecha en la que se produjo su inauguración bajo el nombre de Construcciones Devis S.A., realizó la apertura de La Escuela de Aprendices en Alcázar de San Juan en septiembre de 1.953 y estuvo en curso ininterrumpidamente hasta junio de 1.980.

La Escuela tenía una media de 12 a 14 alumnos por curso, dedicando un tiempo de 20 a 25 horas semanales a la formación teórica que se completaban con talleres hasta las 48 horas de jornada habitual de la empresa. A diferencia de otras factorías del sector industrial, las horas prácticas eran en el taller propio de la Escuela y no en talleres de producción acompañados de oficiales, como si se hacía en otras empresas.

A la Escuela se accedía mediante prueba o examen de ingreso, por concurso público, reservando un porcentaje de las plazas, para hijos de empleados. La edad requerida estaba entre 14 y 15 años. Por ofrecer un dato, en mi promoción (1.972) nos presentamos casi un centenar de chavales y el resultado fue un curso de doce alumnos. Se estima que, en los veintisiete años de vida de la escuela, hubo unos veinte cursos, ya que no todos los años había convocatoria. Por lo que y siempre bajo estimación, la cifra de aprendices que pasamos por allí rondaría los doscientos cincuenta más o menos.

Lógicamente, debido a esas convocatorias, había una selección que ya iniciaba un proceso más dispuesto al éxito, esto no puede ocurrir en ninguna enseñanza pública actual, donde la selección inevitable, se va originando progresivamente con el paso de los cursos y niveles educativos.

Enseñanzas: 

Las materias impartidas eran tanto de índole general como: Lengua Española, Matemáticas, Física, Religión, así como otras más encauzadas al mundo de la industria, como eran: Geometría, Dibujo Técnico Industrial y Tecnología, (esta materia se incorpora en la educación secundaria obligatoria, ESO, con la ley 1/1990 implantándose en el curso 1.994-95).

Se desarrollaban en cuatro cursos, aunque en muchos casos se quedaban en tres, ya que era necesario incorporar nuevos profesionales a la plantilla de la empresa. A esto se le llamaba, comúnmente “salir de oficial”, ya que alcanzábamos la categoría de oficial de tercera, en la especialidad que te habían preparado. Generalmente era, soldador o calderero, aunque también había algunos casos más puntuales, como tornero-fresador o electricista.

Creo importante destacar que, desde el primer curso, o primer momento en la Escuela, se realizaba bajo contrato laboral, aplicando la legislación vigente y como nos decía el Sr. director “aquí se os paga por aprender, no como en otros sitios que si no quieres aprender pues haya tú”.

En el primer curso de aprendizaje todos debían pasar por los talleres de Ajuste y Chapistería, hasta que ya posteriormente se nos iban asignando otras tareas, para definir el perfil profesional u oficio a cada cual, generalmente en el segundo curso.

En el taller se realizaban pruebas que a muchos no se nos olvidarán nunca, como era el famoso «prisma», que se obtenía a través de devastar un redondo de 40 milímetros. para convertirlo en un paralelepípedo de 25 milímetros de lado; no se nos olvidará porque las ampollas que nos salían eran de época. Y quien no se acuerda en chapistería del famoso “toro” (cuerpo geométrico, semejante a un rosco grande, de chapa claro). O de los grandes y “antiguos” planos que dibujábamos en una mesa pintada de tierra blanca. Esto daba paso a los famosos desarrollos de piezas especiales que posteriormente se realizaban, actividad principal para definir al calderero, (oficio de feo nombre, pero de grandes cualidades, muy poco conocido en la actualidad).

A destacar la clasificación en el curso, de los que trimestre tras trimestre se producía, según las notas obtenidas. Una forma de rivalizar entre nosotros mismos, supongo propio de la época.

Toroide
Desarrollo tolva circular
Desarrollo geometrico

Personas:

En cuanto a profesores y nombres solo voy a señalar al Sr. director D. Juan Ramos, bien conocido en la localidad por su extensa y sobresaliente labor educativa, tanto en la mencionada Escuela como en su actividad privada-profesional. Toda una vida dedicada a los jóvenes, que quizás no hayamos agradecido lo suficiente, pero esto es muy de la profesión. (Propia experiencia).

De los demás profesores quiero obviar nombres por motivos de privacidad. Pero sí indicar que todos eran empleados de la empresa sobradamente cualificados que generalmente desempeñaban tareas de dirección en sus respectivos departamentos o secciones. (encargados, técnicos o delineantes). Si quiero mencionar al “jefe”, no era ni más menos D. Francisco González. Para todos los alumnos (aprendices) era una persona de referencia total, sabía hacer de todo, bueno de todo no, la soldadura no era de su agrado y para eso teníamos a D. Eusebio Peinado, al cual le he pedido permiso para nombrarlo aquí y me ha ayudado con datos fehacientes, para incluir en este artículo. Para él era el cometido de la formación de los soldadores especialmente, aunque también se implicaba y mucho en todo lo demás.

Aprendices:

El día a día en el taller transcurría haciendo nuestros ejercicios sin perder de vista la convivencia con los alumnos del curso superior, especialmente las novatadas del principio, así como las pequeñas tareas que nos encomendaban, que también formaban parte de la formación. ¿Quién no ha barrido el taller? ¿Quién no ha limpiado cristales, por no estar haciendo lo que se debía? ¿A quién no le quitaban alguna vez el bocadillo?

Dada la correspondiente formación que recibíamos, sobre todo orientada a la propia empresa y ese hilo conductor que bien ligaba empresa-escuela. Estaba justificado porque el compromiso era inminente, te formaban para ser trabajador de la empresa. Aspecto que alguna que otra vez, y es bien sabido, que algún miembro de la dirección, en alguna ocasión presionó, para que no se elevaran tanto los conocimientos y contenidos impartidos, es decir, el nivel de los aprendices. Porque éstos una vez cogida cierta experiencia, se marchaban a otros destinos. Era conocida la “fuga” de muchos de ellos a empresas como: Iberia, CASA (hoy Airbus), Telefónica, RENFE, FEVE, Michelin, Estándar Eléctrica, Banca, actividades profesionales (Abogados, Gestores Financieros, etc.), y diversos puestos en la administración (Profesores de Formación Profesional, sobre todo).

Dada la naturaleza de educación propia de la empresa es conveniente aclarar que no se obtenía ningún título oficial, por lo que si así lo deseábamos había que presentarse a convocatorias libres de Formación Profesional, para por lo menos poder acreditar de alguna manera, nuestros conocimientos. Así mismo aquellos que optaban por marcharse a las empresas antes mencionadas, debían superar las pruebas pertinentes, al no disponer de titulación alguna.

Los Aprendices, a nivel de influencia en la localidad. Siempre estaban presentes en diferentes ambientes sociales, deportivos, culturales y algunos otros. Puedo referir aquí, la presencia que tenían en las competiciones locales de futbol, siempre había algún equipo. También en baloncesto ya que teníamos hasta cancha propia, ni más ni menos. Y quién no se acuerda de su famosa tuna, que amenizaba los mayos en Santa María y rondaba por la noche, en diferentes domicilios particulares, (casi siempre eran en las propias casas de las novias de los tunos, o en casa de los empleados de la empresa). Y en más de una ocasión ponía en pie la plaza de toros, en los festivales de folklore.

Despedida:

Quiero terminar este  relato dejando clara la importancia de estas enseñanzas, muy repartidas por toda la geografía peninsular. Frecuente en sectores industriales ligados al ferrocarril, como es el caso. También en aeronáutica, minería y otros. Dado que no existía, o al menos no estaba extendida, una Formación Profesional reglada, como hoy en día existe y las empresas se organizaban por sí mismas, creando ese ambiente de correlación, Empresa-Escuela propia que aseguraba el empleo, conformaba plantillas y permitía planificar proyectos industriales, creando ese lazo humanista y de unión del trabajador con la empresa, que si quería claro está, y con mucha diferencia de hoy en día, se podía casi jubilar en la propia empresa.

Ángel Rubio Gómez (Alcázar de San Juan, 1.958). Ex – aprendiz en MACOSA (1.972 – 1.975). Empleado en MACOSA (1.975 – 1.982) como calderero, pasando por las categorías de oficial de 3ª, 2ª, 1ª. Terminando mi etapa en la empresa como Técnico de Organización (1.981 – 1.982). Durante los años 1.978 – 1.981 cursando estudios de Informática de Gestión.
En 1.982 concurso en oposiciones turno libre por el MEC (Ministerio de Educación y Ciencia). Obteniendo plaza de Profesor Técnico de Formación Profesional, en la rama de Informática de Gestión, con destino en Instituto Politécnico “El Castillo” en la ciudad de Zamora.
En 1.983 en el concurso de destino, obtengo plaza en el Instituto Politécnico de F.P. (Alcázar de San Juan), hoy I.E.S. Juan Bosco. Dónde he desarrollado mi vida profesional durante treinta y cinco cursos, desempeñando en varias ocasiones la jefatura del Departamento de Informática, así como la Jefatura de Estudios (1.992 – 2.000). Tutor de Formación en Centros de Trabajo del ciclo de Grado Superior de Desarrollo de Aplicaciones Informáticas y posteriormente Multiplataforma, durante dieciocho cursos de forma ininterrumpida. Retirándome de la función pública en septiembre de 2.018, como profesor de Sistemas y Aplicaciones Informáticas.
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