Mariano Cuartero García-Morato.
Con motivo del cambio de denominación del principal espacio escénico de Alcázar de San Juan, ahora Teatro Emilio Gavira, el pasado 17 de septiembre, pretendemos hacer, un pequeño recorrido por los distintos espacios teatrales de Alcázar de San Juan a lo largo de su historia a través de una serie de artículos que comienzan con este. Existen pocos documentos escritos, por lo que solo se tratará de los que tenemos constancia.
La muestra más antigua de teatro en lengua castellana es el Auto de los Reyes Magos de finales del siglo XII. Se trata de una adaptación en romance de un Ordo Stellae (representaciones de los Magos o de la Epifanía) de origen franco en el que se entremezclan elementos tomados de los evangelios apócrifos. Pero puede decirse que hasta el siglo XV no empezó a cultivarse como tal el género, con Juan del Encina y Lucas Fernández.
El mundo dramático del siglo XVI es un tanto confuso, amalgama de tendencias y estilos, autores y teorías dramáticas; así, el teatro es protagonista de censuras eclesiásticas y, simultáneamente y según avanza el siglo, comienza a convertirse en el espectáculo de masas preferido por todas las clases sociales en las últimas décadas de la centuria. Simplificando conviven dos tendencias, la religiosa y la profana. La búsqueda de autores como Gil Vicente, Juan de la Cueva, Naharro y la tradición clásica de Cervantes concluyeron en la explosión del género en el siguiente siglo. Muy interesante son las disputas teóricas entre Cervantes y Lope, que en este campo sí se puede decir que venció Lope.
El teatro del Siglo de Oro se desarrolló en los más variopintos espacios para la representación de las comedias: patios y salas de conventos, salones de palacios de la nobleza, aulas de colegios y universidades, jardines de palacios, humildes plazas de los pueblos… Pero predominaron tres espacios: el corral de comedias para el teatro de masas, los palacios y reales sitios para el teatro cortesano, y la calle para las representaciones del Corpus Christi.
En el prólogo de Ocho comedias y ocho entremeses Cervantes muestra cómo eran los escenarios antes de que se construyeran edificios estables y cerrados para la representación teatral:
“lo componían cuatro bancos en cuadro y cuatro o seis tablas encima, con que se levantaban del suelo cuatro palmos (…). El adorno del teatro era una manta vieja tirada con dos cordeles de una parte a otra, que hacía lo que llaman vestuario, detrás de la cual estaban los músicos, cantando sin guitarra algún romance antiguo.”
La aparición del teatro estable condiciona la creación de los dramaturgos y aporta dos novedades. Por un lado, al elevarse el escenario, las miradas se centran en lo que acontece sobre él, por lo que se crea un espacio dramático específico, y, por otro lado, al estar cerrado permite poner taquillas por lo que se controla económicamente, pero también ideológicamente, mediante la censura.
En Alcázar de San Juan[1], es en 1851 cuando surge la creación de un edificio destinado a Teatro dentro de las instalaciones del Casino de Alcázar, también es en esta segunda mitad del siglo XIX , cuando surge un proyecto en 1888 de creación de un teatro público que nunca se llegó a construir.
[1]Al igual que en Madrid, en Alcázar de San Juan existe la creación del Teatro Principal dentro del Casino de Alcázar (actual ayuntamiento), y un proyecto de creación de un Teatro Público en 1888, que nunca se llegó a construir. En diciembre de 1906, se hace otro proyecto firmado por Eduardo Reynals Toledo, de un Casino y un Teatro en Alcázar de San Juan, pero tampoco se llegó a construir.
En septiembre de 1909, se inauguraba en Alcázar de San Juan el Teatro Moderno, este edifico que con los años se va a constituir en el más prolijo dentro de esta localidad, por sus numerosos actos celebrados en él, y por su perdurabilidad a lo largo del tiempo de esta ciudad. Sufrió varias reformas e incluso cambió de denominación después de la guerra civil por el nombre de Crisfel. Para gran parte de la sociedad alcazareña es sinónimo de las primeras experiencias teatrales y cinematográficas que se aloja en su memoria colectiva. Sobre él existe un proyecto de recuperación para el disfrute de toda la comarca de un teatro con solera, al estilo italiano, que pronto se hará realidad.
Durante la Segunda República y la Guerra Civil, son numerosos los actos que se realizan en este recinto teatral. Destaca que dentro de este edificio se celebró en acto con el guitarrista tan relacionado con Alcázar, Rafael Mansota, en el que se le dio la bienvenida a la columna Galán, que se encontraba reclutando a personas para ir al frente. En esta época el edificio pertenecía a la colectividad de UGT.
También son numerosos los actos relacionados con los partidos políticos de la localidad, como el que anuncia este cartel relacionado con la celebración del 1º de Mayo por la que se hacían actos benéficos a favor de los niños del grupo “Salud y Cultura” por las Juventudes socialistas de la localidad. En ella actúa otro personaje característico como el “Niño Paticas” en su faceta de cantante y poeta.
Durante el franquismo, toda actividad relacionada con el teatro era por iniciativa gubernamental. En 1951 se crea el Ministerio de Información y Turismo y se pone en marcha poco después los llamados Festivales de España.
Esta campaña de difusión cultural, de contenidos claramente controlados por la dictadura, suponen casi la única forma de acceso a manifestaciones musicales, de danza y teatrales en una buena parte de las provincias españolas, en Castilla La Mancha estos festivales llegan a Albacete en 1955 y en 1961 comienza, integrado en esta estructura, el Festival Medieval de Hita, centrado en representaciones teatrales de época medieval[1]. En el caso de Alcázar de San Juan en 1965 aparece el primer Festival de la Canción de Primavera, encuadrado dentro de estos Festivales de España.
LOS ESPACIOS TEATRALES EN ALCÁZAR DE SAN JUAN.
La Edad Moderna, es la época en que Alcázar de San Juan empieza a pensar en espacios teatrales físicos permanentes con la construcción de la casa de comedias (1623) primer edificio creado para tal efecto, antes de la construcción del mismo, se realizaban las representaciones teatrales en la Plaza Vieja (hoy Plaza de España) o dentro de las iglesias parroquiales de la localidad, un hecho constatado documentalmente como el producido el 31 de marzo de 1615, cuando Domingo Balbín y su mujer Isabel de Berriz, vecinos de Toledo, firmaron un contrato con el concejo de Alcázar para ir a la fiesta del Santísimo Sacramento de la villa, a representar y cantar por el precio de 800 reales, sin especificar el lugar en el que realizaron dicha actuación, que, evidentemente, no pudo ser en la casa de comedias al no existir todavía el edificio en este año.
Otro caso curioso documentado también en este siglo XVII es el de María de Obregón, una comediante que murió en Alcázar de San Juan, en mayo de 1668. Dicha mujer, cuya profesión era definida como “representanta”, había partido de la Corte hacia la villa de Alcázar junto a su compañía, en el mes de abril, para representar algunas obras durante las fiestas del Corpus que habían concertado con los comisarios de la localidad, por lo cual, había alquilado varios vestidos, entre ellos uno de tafetán. Una vez en Alcázar de San Juan, había sufrido una enfermedad que la había postrado en cama, siendo acogida en las casas de Francisco Valenciano, donde acabó falleciendo. Los testigos que la conocían la describen como una mujer de bien, aunque pobre, motivo por el cual la gente no se fiaba de ella. A sus dos hijos, Jacome Solier, de 9 años, que se encontraba con ella en Alcázar y Juan Gabaldón que se había quedado en Madrid, les dejó en herencia poca fortuna. Carecía de bienes inmuebles y entre sus posesiones destacaban, entre otras cosas, un par de castañuelas, varios tocados, un libro de comedias viejo, una montera de raso negro, una mantilla blanca, dos abanicos, una balona de gasa blanca y un arca pequeña[1]. Poca cosa, tras una larga vida trasladándose de una localidad a otra para entretener a sus vecinos.
El corral de comedias de Alcázar se empezó a construir en 1623, cuando se indicó al licenciado Juan de Vivero, que hiciera una revisión en los dos hospitales de la localidad, para ver cuál de ellos disponía de un lugar adecuado para la construcción del teatro y patio. Estos hospitales eran el de Nuestra Señora de la Asunción, en la actual calle Jesús Romero y el del Corpus Christi, que se encontraba ubicado entre la calle de San Francisco, y la actual calle Canalejas. Una vez reconocidos ambos locales, se decidió que el lugar más apropiado era el del Hospital del Corpus Christi, “en el competente sitio al ser parte acomodada para ello”. La traza y planta de las obras del corral de comedias fue realizada por el maestro de obras, Francisco Ayllón. Después de ello, se mandó sacar a pregón para hacer la postura “del dicho teatro y patio”, ante los comisarios nombrados, entregando cuatrocientos reales para realizar la primeras gestiones[2].
Junto a la casa de las comedias, otras representaciones se realizaban dentro de las propias parroquias que tenía la antigua villa, como queda reflejado también en otro documento de 1771[3], donde se hacían obras teatrales religiosas dentro de las propias iglesias como la del El descendimiento o desenclavo de Cristo dentro de la iglesia parroquial de Santa María, en la que se formaban una auténtica representación de teatro sacro, en el que se preparaba un tablado en medio del templo, del cual se fijaba un madero de la cruz y se enlutaba con “bayetas negras”, y en esta sagrada cruz se fijaba los pies y manos de Cristo, y para descender el cuerpo del redentor, subían dos sacerdotes y con ayuda de otros dos, colocaban el cuerpo del redentor en el sepulcro. Este tipo de representaciones religiosas dentro de los templos parroquiales era característico en todo el territorio peninsular y más concretamente cuando se acercaban las fechas de Semana Santa, en Alcázar se realizaba en Viernes Santo por la tarde.
El corral de comedias de Alcázar comenzó su decadencia a mediados del siglo XVIII, un declive común a la mayoría de los corrales de comedias de todo el país, donde una buena parte de éstos habían cesado en su actividad, manteniéndose aquellos ligados a ventas y mesones que utilizaban las representaciones como una actividad complementaria a su función principal.
En 1752, se puede observar cómo en Alcázar de San Juan, los hospitales se han desvinculado de la gestión de la casa de comedias, y mientras el de Nuestra Señora de la Asunción carece de casas entre sus propiedades, el del Corpus Christi sólo posee una en la calle de la Veracruz, que sirve de hospicio para el recogimiento de los pobres. Entre sus ingresos no figura ninguno vinculado a las representaciones teatrales, ni tampoco entre las actividades que realizan, las cuales se limitan a la función benéfica y hospitalaria[4].
En una fecha tan tardía, como el 26 de mayo de 1847, varias personas que formaban parte del Ayuntamiento de Alcázar de San Juan en los años 1834 y 1835, indicaron que a éste le pertenecía una parte de casa lindera con la de las Comedias, lo que nos muestra que a mediados del siglo XIX todavía se conservaba y se tenía memoria de la función que había desempeñado[5].
A la desaparición del corral de comedias de Alcázar le fueron sucediendo varios proyectos para la creación de edificios destinados a teatro, tanto a nivel público, como a nivel privado, que finalmente no se hicieron. El primero fue a nivel público, e iba unido a un proyecto conjunto de creación de unas escuelas, un teatro y el ensanchamiento de la calle San Andrés (actual E. Castelar). Este fue un proyecto que no llegó a realizarse en su conjunto, tan solo se realizó la parte del ensanchamiento de la citada calle.
Igual pasó con otro proyecto, esta vez de carácter privado, que tampoco se llegó a realizarse, este edificio iba unido también a la construcción de un nuevo Casino de Alcázar, y fue realizado a través del arquitecto Eduardo Reynals[6] en 1906, por falta de presupuesto, como pasó con el otro proyecto anterior de teatro, no llegó a ejecutarse.