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Obispillo del Carnaval de Alcázar de San Juan en 1993 por la arteria principal de la población. Calle Emilio Castelar

Nº 5 – AYER Y HOY DEL «OBISPILLO» DEL CARNAVALCÁZAR

  • Última modificación de la entrada:21 de diciembre de 2021

José Fernando Sánchez Ruiz.

Las “fiestas de locos” son uno de esos hechos populares poco estudiados que se reconocen al menos desde el siglo XII aunque seguramente son la evolución de formatos más antiguos sin documentar, que se fueron instalando en las nuevas estructuras medievales y los espacios de sus instituciones donde eran recogidas y orientadas en su nuevo orden. Estas fiestas se concentran en el denominado ciclo de invierno cuando las horas de luz solar son menos y el frio crece. Las fiestas de niños, inocentes, asnos, diáconos…..tenían un tronco en común alrededor de lo más débil, el mundo infantil, la mujer, la pobreza, la locura, y otros grupos humanos poco potentes en el ámbito social. Estas manifestaciones se extienden en un ciclo desde el 6 de diciembre (san Nicolás) incluso a veces desde Santa Cecilia de noviembre, por todo diciembre, enero y febrero, hasta la llegada de la primavera. De algunas tenemos testimonios de otras solo trazas y el resto han desaparecido en la evolución de las formas sociales. ¿quizás una labor de arqueología social? nos podría descubrir algún vestigio desconocido.

Santa Lucia, el antiguo día más corto del año 13/12, Navidad 25/12, San Esteban 26/12, Inocentes 28/12, Circuncisión 1/1, Epifanía 6/1, Octava 14/1, San Antón 17/1 San Sebastián 20/12, San Blas 3/2, Santa Águeda 5/2, Santa Apolonia, 9/2….el carnaval popular…. son fechas en las que se “pervierte el orden establecido” con la anuencia y colaboración del propio sistema de orden. Una especie de catarsis liberadora de las tensiones sociales. Una forma de perpetuar el sistema dándole sus válvulas de respiración para seguir manteniéndolo.

Estas manifestaciones estuvieron muy extendidas hasta la mitad del siglo XVI momento en que la Contrarreforma se ocupó de ir desliéndolas en el ámbito eclesiástico y concentrándolas en la fiesta de Inocentes. No obstante, las costumbres populares fueron transformándose y manteniéndose en pequeños ámbitos y nuevos espacios, teniendo momentos de resurgimiento y de ocultación, llegando algunas de ellas hasta este siglo XXI, seguramente muy desvirtuadas de sus primeras trazas y adaptadas en cada momento a su tiempo.

Hoy hay dos conjuntos de elementos que nos permiten enmarcarlas para identificarlas. Uno es, una primera fase ritual, centrada en parodiar actos y procesos oficiales en lo religioso o lo civil.   Otro, una segunda fase de los actos, basada en la mofa que a modo de cabalgata recorre los espacios sociales significativos.

Una de estas fiestas (el obispillo) se desarrollaba en los espacios religiosos, donde había coro y escuela, desde las grandes catedrales a pequeños templos donde los monaguillos sustituían a los cantores y los discípulos de la catequesis a los colegiales de teología. Los niños nombraban entre ellos a uno como “obispo”, arzobispo e incluso Papa. Descripciones literarias de la actividad, hablan de indecencias, gritos, escándalos, vino, mascaras, vestidos femeninos…alrededor del altar. Durante el acto se come, se bebe, se hacen bromas y parodias, se juega a los dados y las cartas, se baila y se lanzan cantos profanos al aire. A este grupo de cantores o monaguillos, se suman los niños laicos y formando una cabalgata popular salían a las calles. Con cierto desenfreno hacen su paseo, recogen dadivas de los vecinos y terminan la fiesta con una comida que pagan con lo recogido y lo aportado por la jerarquía eclesiástica para completar la fiesta con una buena comida para todos.

 El esquema es muy similar a otras fiestas. (los niños del coro son el paralelo de las hermandades de adultos, hay una fase de actos internos y otra de festejos populares externos en los que participa todo el ámbito social, piden ayuda económica al entorno y se celebra con una fiesta donde la comida es abundante) Un esquema extendido por todo el territorio occidental tanto en manifestaciones serias,  como en estas “fiestas de locos”.

Entre otros investigadores que han trabajado sobre Castilla León, Cataluña, país Vasco, Andalucía, Murcia…Europa o América que señala Bartolomé de las Casas. La profesora Lop Otin de la UCLM aporto una interesante información  sobre el Obispillo, a partir de los documentos del archivo de la catedral de Toledo, donde se recoge la realización de estas fiestas de “obispillos” con tono burlesco, inversión de papeles… El poder catedralicio es tomado por los estudiantes, y los clerizones o cantores del coro, bajo el consentimiento tácito de prelados y canónigos. Aunque no es el caso, incluso en algún otro sitio se conservan copias de los discursos y pregones burlescos que se pronunciaban en los pulpitos por los cantores.

De este caso igualmente se han documentado paralelos en otros territorios peninsulares, Andalucía, Aragón, Cataluña…..En Toledo la fiesta de locos del Obispillo se extendió entre el 6 de diciembre San Nicolas y el 28 Inocentes y hay una descripción de esta del siglo XVI donde se hace referencia a como era antiguamente la fiesta. A grandes rasgos expone que se nombra entre los niños del coro uno de ellos como “obispillo” entre tirada de cohetes que lo llenan todo de humo y descendimientos de ángeles (niños) que le entregan un bonete con su nombre. Este pronuncia desde el pulpito un sermón o pregón en tono jocoso. Dirige el coro en sus cantos y organiza y hace una procesión dentro del templo. El ciclo termina el día 28 en su apogeo. Como en otros casos se realiza una cabalgata por la población y se cierra con el consabido banquete, sin perder en ningún momento el sentido de la mofa, lo grotesco y la irreverencia.

Si bien hoy el sentido de catedral primada es plenamente honorifico, durante la Edad Media y Moderna tuvo una importancia e influencia importantísima. Por extensión en el territorio toledano al que perteneció Alcázar de San Juan hasta la división administrativa de 1833, los templos menores mimetizaron este tipo de actos. En Alcázar de San Juan, se celebra desde hace varias décadas, una fiesta del obispillo, desde el ámbito civil y en el marco del carnaval.  En esta ciudad, a través del archivo toledano, por una denuncia del guardián del convento franciscano, como ya hemos explicado en otras ocasiones, se documentan las fiestas que se celebran entre los días de noche buena a inocentes en la iglesia de San Francisco al principio del siglo XIX. Siendo el origen del actual Carnavalcazar, mientras que la tradición y la memoria de los monaguillos de Santa Quiteria nos traen los juegos de niños del “obispillo”,

Hoy en el ciclo de fiestas de invierno donde destaca el paquete de Carnaval, no tiene nada que ver con sus orígenes. Las funciones personales, económicas, sociales…de estas fiestas se cumplen de otra manera, con otros ciclos, otras prioridades y otros valores. Pero la fiesta despojada de cualquier otro factor sigue viva y sostiene desde el puro ocio, manteniendo un sentido irreverente que la hace fiesta popular. Otro de los elementos interesantísimos de las fiestas de este ciclo que requiere una especial atención es la de San Antón, que cada año llama con intensidad a los amantes de los animales en un acto que ha fuerza de la tradición ha perdido su aspecto carnaválico.

Obispillo de Montserrat 1927.
Agurain. Álava.
Obispillo. Palencia 2019
JOSÉ FERNANDO SÁNCHEZ RUIZ
Sociólogo. Director del Patronato Municipal de Cultura de Alcázar de San Juan hasta el mes de marzo de 2020, ha cambiado su perfil profesional a presidente de la Casa de Castilla La Macha en Madrid. En su dilatada carrera profesional ha realizado diversos trabajos en torno a la historia local de Alcázar de San Juan.
También tiene un blog donde publica algunos de sus trabajos https://miperrofederico.blogspot.com/
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