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Infanta Isabel observando el eclipse en Cinco Casas. Colección Fundación Mazuecos

Nº 7 – Remembranzas – EL ECLIPSE DE 1900

  • Última modificación de la entrada:16 de agosto de 2022

Mª Fátima Paniagua Villanueva y Judit Fernández Martín de Ruedas

El pasado veintiocho de mayo se cumplían ciento veintidós años de un acontecimiento social que paralizó a toda España y que tuvo gran repercusión en la zona de La Mancha. Algunos lo aventuraban como el fin del mundo, la prensa de la época daba luz unos días antes de que se produjera y, después, la mayoría de los periódicos nacionales publicaban crónicas del suceso, como la revista Blanco y Negro, cuando el dos de junio de mil novecientos titulaba: De Madrid a Argamasilla (Cinco Casas) o un eclipse de sol visto desde La Mancha de la tierra. Se producía un importante hecho natural que tenía gran trascendencia social y económica sobre todo en la estación de Cinco Casas y en la de Alcázar de San Juan, principalmente en su fonda, que preparó un menú ex profeso para la ocasión.

Menú que se creó para el acontecimiento. Colección Jacinto Villaseñor.
Menú que se creó para el acontecimiento. Colección Jacinto Villaseñor.

Ese día, como bien describía Blanco y Negro en su crónica: el rubio sol que horas después debía ser eclipsado, salía perezosamente por Oriente un 28 de mayo, llenándose los andenes de la estación del Mediodía de Madrid de astrónomos[1], madrugadores e impacientes, que la mayor parte no habían acabado de vestirse y llevaban una bota en la mano[2].

Salía el tren a las seis de la mañana de la estación de Atocha. A esa máquina (que) la denominaron “botijo”, ya que casi todos sus pasajeros eran observadores obreros que llevaban cristales ahumados para ver el fenómeno, aunque, según el redactor de Blanco y Negro, la chispa que llevaban por dentro no servía para ver nada del famoso eclipse. Tras la ola popular, media hora después llegó a la estación de Madrid un distinguido y elegante grupo de viajeros que se subieron al tren, que llamaron “de lujo”. Entre otras personalidades, estaba el ministro de Hacienda del momento, el Sr. Villaverde, y a las siete de la mañana, salía también el tren mixto de Andalucía abarrotado de gente, como todos los demás.

Otro de los trenes especiales que formó parte del acontecimiento, era el denominado rose o rosa, que debía partir cuarenta minutos después que el tren de lujo, lleno de matrimonios jóvenes, pero que finalmente saldría a las diez de la mañana. En este, viajó la Infanta Isabel, llegando a Alcázar a la una con nueve minutos y, a Argamasilla (actual Cinco Casas), a las dos y cinco.

El suceso fue extraordinario tanto en lo científico como en lo popular. Vinieron a España los más famosos astrónomos y los medios estuvieron atentos unos días antes de que ocurriera el  eclipse. Habían hecho que España entera estuviera pendiente del esperado fenómeno, por lo que se fijaron puntos de mejor observación. Entre los lugares predilectos, se eligieron las estaciones de Alcázar de San Juan y de Cinco Casas, anteriormente llamada de Argamasilla, ya que se encontraban enclavadas en los puntos de mejor observación.

Los billetes de tren se pagaron a precios desorbitados, algunos pidiendo cien de las antiguas pesetas por un billete de tercera, que normalmente valía cuatro de ida y vuelta. Los precios fueron de 20 pesetas ida y vuelta en tren de lujo y de 12 pesetas en primera y 8 en segunda.

En todo Madrid se decía: ¡Süss, y al eclipse!, en relación al hombre de moda del momento, el señor Süss, director de la Compañía de Madrid-Zaragoza-Alicante, y promotor de los trenes especiales.  Hubo, incluso, billetes diferentes para el cuerpo diplomático, que eran blancos con un disco morado en el centro, simulando el eclipse[3]. Fue una verdadera fiebre, y se dijo que las Compañías de Ferrocarril habían hecho un gran negocio.

Los augurios y presagios fueron para todos los gustos, y algunos llevaban a sus mascotas para ver qué efectos les provocaba el temido eclipse. Decía Mazuecos que muchos se alumbraron bien desde por la mañana, para que las tinieblas del eclipse no les cogieran desprevenidos[4].

Con la Infanta Isabel llegaba una gran parte de las aristocracias generales, políticas y literarias de Madrid, hasta unos 750. Entre ellos, la duquesa de Alba e hijos, duquesas de San Carlos, de Montellano, de Fernán-Núñez, Santo Mauro, Nájera, etc. Generales Martínez Campos, Aznar, Luque y otros, escritores, como Villaverde, Navarro, Simarro, Pérez Galdós, Cortezo, López Silva, Sinesio Delgado, Octavio Picón, etc. Era ministro de la Gobernación García Alix, que estuvo muy pendiente de la excursión a Alcázar por la circunstancia del tren rosa. De Alcázar, se unieron al tren rosa Miguel Henríquez de Luna, representando a la Alcaldía, el Conde Ramón Baíllo como ex diputado, Lorenzo Bravo y el diputado provincial Delfín Díaz- Hellín.

Se calcula que llegaron unas tres mil personas. En el Observatorio provisional de Cinco Casas (entonces estación de Argamasilla), estuvieron los astrónomos que se situaron en esta zona para estudiar el fenómeno y que fueron, como jefe, Mr. Deslandres, con el ayudante del Observatorio de Mendán, Mr. Borron, y auxiliar, Mr. Rambuja, manipuladores de la meridiana grande. En la otra ecuatorial, el ayudante, Mr. Millanchón y Mr. Blanch. La ecuatorial cinematográfica la cuidó el fotógrafo parisién, Mr. Jolleaun, y el alumno del doctorado de Ciencias español, Fernando de Aguilar.

La expectación era tal, que la propia Infanta, cuya desenvoltura y maneras expeditivas eran conocidas, al llegar el tren con el tiempo justo, empezó a meter prisa a todos para llegar pronto al Observatorio y no perder detalle. El eclipse duró en conjunto dos horas y veintiocho minutos, desde las 14,23h a las 16,51h de la tarde del lunes 28 de mayo de 1900.

[1] Asociación Astronómica Británica se desplazó hasta Manzanares. Véase el trabajo de Miguel Ángel Maeso Buenasmañanas publicado el 30 de julio de 2021.
[2] Blanco y negro, 2 de junio de 1900.
[3] Blanco y negro, 2 de junio de 1900.
[4] Rafael Mazuecos Pérez Pastor, Hombres, lugares y cosas de La Mancha, fasc. 1, pág.14.
Eclipse en Alcázar de San Juan 1900. Autor Mariano Pedrero. En Nuevo Mundo.
Eclipse en Alcázar de San Juan 1900. Autor Mariano Pedrero. En Nuevo Mundo.

Refieren los conocidos escritores Pérez Zúñiga y Carlos Miranda, presentes en Alcázar, pues el primero estuvo con el director de la revista “Blanco y Negro” a la entrada de una huerta que, al cubrir la luna el disco del sol, se escaparon muchos gallos y que, tras de muchos viajeros, vinieron no pocos palominos atontados y más de cuatro percebes sueltos, ennegreciendo vidrios con el humo que llevaban en su propia cabeza y, por último, muchas merluzas desorientadas a la caída de la tarde.

Se comentó después la escasez de agua, la poca comida y la sobra de vino, el acontecimiento social se quedó en la memoria popular y hoy lo queremos recordar con este pequeño artículo a modo de remembranzas.

Mª Fátima Paniagua Villanueva
Interesada por la historia, y tras mi paso por el archivo municipal, me comprometí a la investigación de algunos temas relacionados con mi pueblo, Alcázar de San Juan.
Judit Fernández Martín de Ruedas
Nacida en Alcázar de San Juan, 1990. Es una verdadera amante de la cultura y del arte. Licenciada en Bellas Artes, con especialidad en fotografía para la Documentación del Patrimonio Artístico.
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